Uno de los habitantes marinos con peor carácter es el pez globo. Perteneciente a la familia de los Tetraodontidae, este enigmático pez es temido, a la par que admirado, por su capacidad de hincharse como una pelota en los momentos en los que se siente atacado por algún depredador. Este sistema de defensa se completa con el empleo de una sustancia extremadamente venenosa que invita a no tomar a la ligera lo que, a simple vista, parece un pequeño animal de lo más inofensivo.
Actualmente se está estudiando la posibilidad de utilizar el veneno del respetable pez globo como analgésico en pacientes con cáncer terminal. De hecho, en las pruebas realizadas en laboratorios, casi el 75% de los pacientes experimentaron buenos resultados gracias a medicamento formulados a partir de esta toxina.
Su color amarillo o verde parduzco con manchas negras en forma de puntos convierten a este pez en un ejemplar de gran atractivo para el acuario, sin embargo, se recomienda que su morada sea única y exclusivamente de su propiedad. Su temperamento nos obliga a habilitar un acuario específico si no queremos que otros ejemplares sean literalmente devorados por este mordedor insaciable. Crustáceos, caracoles e, incluso, parientes, pueden ser su cena.
Es una especie activa en todos los niveles del acuario, pero necesita plantas y raíces entre las que poder nadar. El espacio es un requisito fundamental para su correcto desarrollo, así que no escatimaremos en metros cúbicos cuando adquiramos la casa del pez globo. Otro de los objetivos para lograr su adaptación en cautividad, es el respeto a la temperatura de su nuevo hogar: entre los 22 y 26º C.
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